Aquí tienes la crónica de los conciertos que pudimos ver y disfrutar en la pasada edición del Primavera Sound.

Miércoles 27 de mayo

Las Ruinas
¿Heavy-pop marca de la casa a las cinco de la tarde? Pese a la hora intempestiva y laboral muchos conocidos, amigos y caras familiares teníamos cita obligada para ver a Las Ruinas, responsables de iniciar oficialmente el Festival en el Fòrum. No fue el mejor sonido pero a talento, actitud y desparpajo no se les puede ganar. Tampoco a canciones: “El Olivar”, “Secundarios del mundo, ¡uníos!”, “Ramón y Cajal”, “Cerveza beer”, “Un regalo”, “OVNI”... Repertorio de himnos para una inmejorable forma de arrancar el Primavera 2015. Raül Jiménez

Christina Rosenvinge
Ya con un público bien nutrido, Christina Rosenvinge optó por dotar a su sutil, preciosista y desde al menos Tu labio superior más que recomendable pop de mucho más músculo y ruido. La idea puede tener lógica en este tipo de eventos –si a los hipsters y “coleccionistas de eventos” siempre les cuesta cerrar el pico, en el Primavera parece que van con megáfono–, pero en el Fòrum la distorsión, los estallidos furiosos y los aullidos innecesarios desmerecieron el buen hacer de sus discos de estudio. Christina, no necesitas las estridencias cuando posees grandes canciones. RJ

Cinerama
Queremos a David Gedge. En formato Wedding Present desde siempre, pero con Cinerama teníamos una espinita clavada. La de haberlos intentado ver en la presentación del cartel en la sala Apolo, pero haber tenido que abandonar ante el nulo respeto por los músicos mostrado por buena parte de los allí presentes, mucho más preocupados de localizar la siguiente cerveza gratuita o asaltar penosamente a los que servían la comida mientras hablaban ajenos a la banda. Ante semejante antecedente la preocupación era evidente. Si su pop de cámara no funcionó en sala, ¿cómo lo iba a hacer en el Fòrum? Afortunadamente, al menos desde la primera fila, no hubo nada que reprochar y pudimos disfrutar de 45 minutos de gran pop, con David haciendo de perfecto crooner, y la flauta y la trompeta destacando entre la media orquesta responsable de embellecer unas canciones instantáneamente hermosas y contagiosas. Espinita sacada. RJ

Albert Hammond Jr.,
Con Albert Hammond Jr., guitarrista de The Strokes, llega la primera noche del festival y el primer show del triplete de la banda neoyorquina, contando el propio concierto de la banda al completo y el de Julian Casablancas con su banda paralela. Canciones con un vago aire de pub rock, resultonas y con cierta energía. La poderosa “In transit”, una versión de la inmortal “Ever Fallen in Love (With Someone You Shouldn’t)”de Buzzcocks, un par de canciones nuevas y en general un show decente de rock de toda la vida. Sin más. Sin menos. Palmer

OMD
Cerraron el miércoles los míticos OMD con un siempre apasionado e hiperactivo And McCluskey a la cabeza que lo dejó claro desde el principio: “esto es un festival, no es hora de arte, ni de cultura, es hora de disfrutar con electro-pop”. Y así fue. Empezando sin complejos con su mayor éxito, “Enola Gay”, y no bajando la guardia ni siquiera en los momentos más cercanos a la radio fórmula de su repertorio, como un intenso “Locomotion”, los que fueran reyes del synth-pop a principios de los 80 arrasaron por completo en una jornada gratuita donde buena parte de la muchachada era demasiado joven como para haberlos conocido en su momento (hasta 3 personas me preguntaron que quienes eran). Desataron incluso pogos, emocionaron con joyas indiscutibles como “Souvenir” o “Maid of Orleans”, Paul Humphreys dio lecciones de clase, y Andy de cómo se canta (impresionante voz), se baila y, en general, cómo se dirige un show. Acabaron con una explosiva “Electricity” y se fueron por todo lo alto bajo la estruendosa ovación de un público rendido. El propio Andy lo resumió perfectamente: “soy mayor que vosotros y bailo más”. Ni que lo jures. P

Jueves 28 de mayo

Perro
Desde la distancia de las gradas del escenario Ray-Ban, bajo un sol de justicia de nuevo a horas perjudiciales para la salud, a los murcianos Perro no se les pudo disfrutar demasiado: el sonido fluctuaba, yendo y viniendo, andanadas furiosas de rock, mala leche y letras retorcidas e irónicas —imposible no sonreír con la futbolera letra de “Marlotina” que se cuela entre insidiosos ritmos kraut— que no pudimos escuchar con claridad… RJ

Exxasens
Lo bastante potentes y complejos para atraer a fans del metal progresivo o del post-rock por igual, Exxasens fueron el inicio perfecto para el jueves. Demostraron pasión, precisión y una excelente capacidad de transmitir en directo la intensidad y los intrincados recovecos de sus discos, con el notable “Satellites” a la cabeza. Demostraron, en fin, que pueden codearse sin miedo con las bandas de referencia del género(s). P

Twerps
El corazón de quien escribe late a la izquierda y mira siempre a nuestras Antípodas —¿qué diablos debe ser? ¿cuántos grupos maravillosos, como conejos sacados de la chistera, van ya?— así que las expectativas eran muy altas: “Range Anxiety” es uno de los discos del año para un servidor y el cuarteto de Melbourne no tardó ni un segundo en exponer sus virtudes en el escenario Pitchfork. Gemas indiepop como “I don’t mind”, “Shoulders”, el janglepop pluscuamperfecto de “Back to You” o “Conditional Report” —de su EP “Underlay”— en un set repleto de magia. Primer momento grande del Primavera Sound 2015. RJ

Viet Cong
Y de la magia de Twerps pasamos a la fuerza, tensión y rabia de Viet Cong —la gestualidad de su cantante, Matt Flegel, no tiene desperdicio— que se han convertido en uno de los grupos de la temporada, con un increíble potencial por delante. A excepción de un par de canciones alargadas hasta la extenuación, a nuestro parecer innecesariamente, su show fue impactante: fieros, contundentes, sólidos y a la yugular. A seguirlos muy de cerca. RJ

Siberian Wolves
Es posible que Siberian Wolves estén hartos de lo que a priori parece una comparación demasiado obvia, pero inevitablemente sus guitarrazos espaciales y sobre todo el tratamiento reverberante de la voz, retrotraen inmediatamente a los Jane’s Addiction de “Nothing’s Shocking”. Lo cual no es malo en absoluto, sino todo lo contrario, cuando el dúo valenciano (guitarra/batería) no se queda simplemente ahí y busca con ahínco un contundente camino propio. Luchando contra un fortísimo viento que parecía querer arrastrarlos a los paisajes oníricos que ellos mismos estaban creando, se mantuvieron firmemente anclados a la tierra, contrapesada su psicodelia con potentes dosis del rock más atronador. Una combinación irresistible. P

Baxter Dury
De Baxter Dury solo pude degustar el final. Ha virado progresivamente desde el folk-rock de “Len Parrot’s Memorial Lift” hacia una especie de revisión de la new wave que es “It’s a pleasure”, pero por lo poco que vi sigue siendo un showman tan divertido como la primera vez que le disfruté, en otro Primavera, ya lejano. P

Benjamin Booker
Benjamin Booker es un artista de esos que uno pensaba que ya no quedaban. Blues, boogie, rock casi hard, una voz salida de las profundidades de un pantano de Louisiana, una guitarra que muerde y desgarra, y energía y carisma a raudales. Versionó con absoluta autoridad a Furry Lewis, Otis Redding y Nina Simone y brilló en los momentos más rock (tremenda “Violent Shiver”). Faltó sin embargo algo de concreción hacia el final y no pudo esquivar el fantasma de los grandes escenarios, la clásica y molesta sensación de bien-pero-seguro-que-en-sala-pequeña-rompe-con-todo. Aun así, excelente concierto de un artista que apunta a enormes alturas y muy bien podría alcanzarlas. P

The Replacements
Encuentro con la historia de la música alternativa, de esos que el Primavera Sound posibilita cada año. Cierto es que en el caso de los de Minneapolis había algunos miedos. Media banda original en pie, más de dos décadas parados, sabidas negativas de Westenberg a cruzar el charco o tocar demasiado… Miedos borrados de un plumazo ante el puro gusto de ver a una banda tan sumamente sólida llenando el escenario Primavera y, sobre todo, poder escuchar canciones tan memorables, míticas, como “Left of the Dial”, “Alex Chilton” o “Color Me Impressed”, así como caóticos snippets, señal de que el grupo también estaba pasando un buen rato, de Joy Division o los Jackson 5. Si como parece, han decidido no continuar, al menos podremos decir que los vimos, viejunos sí, pero todavía con sangre en las venas y ganas de defender un cancionero eterno. RJ

Spiritualized
Pocas concesiones ofreció Jason Pierce en el ATP. Los temas más cadenciosos y de desarrollos más lentos —no fueron pocos los que aprovecharon para sentarse o tumbarse y tomarse un respiro—, con espacio para el góspel, el rock de toda la vida y, como no, los viajes al espacio. No es el mejor concierto para un Festival como el Primavera y, sin embargo, sonó estupendo. Una vez elegido un lugar donde la impenitente cháchara de los aburridos o los que priorizan el alcohol a la música no molestase sólo había que dejarse llevar por las tremendas Soul On Fire, “She Kissed Me (It Felt Like A Hit)” o la traca final del “Walkin’ With Jesus” de Spacemen 3. RJ

Mineral
La reunión de Mineral, tras su intensa y brevísima carrera (solo 2 álbumes), injustamente eclipsada por gigantes como Sunny Day Real Estate, ha demostrado ser un regalo para todos los fans del sonido emocore que buscó sus cinco minutos de fama a finales de los 90. Engrasados, potentes y con un gran manejo de la tensión, la banda superó claramente mis expectativas con un concierto absolutamente emocionante. Lo que podría haber resultado un exceso de fórmula (arpegios melancólicos/explosión de intensidad) se convirtió en una montaña rusa de sensaciones, que empezó muy arriba con maravillas como “Five, Eight & Ten” y acabó con una exultante “Parking Lot” que por sí sola hubiera justificado esa visita. Convincentes, seguros, fantásticos. P

Antony & The Johnsons
Solo llegué a ver el final de Antony & The Johnsons y aunque reconozco que me daba cierta pereza ver la propuesta de Antony tan avanzada la noche y en un escenario tan gigantesco, ahora lo lamento. Arropado nada menos que por la orquesta filarmónica de Barcelona y con un fondo de extrañas proyecciones orientales, sus dramáticas torch songs sonaron hermosas en una recta final impactante, culminada con una “You are my sister” arrolladora y un final auténticamente sobrecogedor (casi saboteado por un fallo de sonido) con la estremecedora “Hope There’s Someone”. Sí, aún lo tiene. P

The Black Keys
Quizás las primeras filas podrán decir algo muy diferente, pero tras buscar diversas ubicaciones a lo largo y ancho del repleto escenario Primavera no fuimos capaces de discernir si en él estaban los supuestos cabezas de cartel de la noche o una radio con las pilas en alerta naranja por la que sonaban versiones sin fuelle de The Black Keys. Flojo es quedarme corto, muy corto. Gran decepción. RJ

Sunn O)))
Es extraño ver una propuesta tan radical como la de Sunn O))) programada en un escenario grande y a una hora que suele acoger actuaciones más festivas. Acordes infernales drone-metal sostenidos al ralentí hasta el infinito, con su humeante y lovecraftiana puesta en escena disfrazados de oscura secta satánica, más parodia que otra cosa. Acceder a su mundo no es fácil, lo primero es abandonar por completo cualquier punto de vista cercano al pop. No busquéis canciones, estrofas, puentes, melodías; es una experiencia física. La única opción es dejarse llevar por el temblor de esos graves abisales y fundirse con esa bola de sonido y esas invocaciones guturales que parecen desplazarte a otro plano. Si lo consigues, lograrás entrar en un estado casi hipnótico, un duermevela artificial que, lo juro, merece mucho la pena. Si tienes que forzarlo, si lo encuentras repetitivo, simplemente déjalo estar. No se me ocurre nada peor que fingir que disfrutas de un concierto de estos entrañables tarados. P

Electric Wizard
Electric Wizard son como un antiguo y entrañable comic de terror de la EC, como una divertida peli de serie B que te alegra una tarde de domingo. Se aferran a todos los tópicos del space rock más hard y lisérgico; melenas al viento, proyecciones satánicas con brujas nudistas, riffs de saturación imposible exhumados del inagotable pozo abierto por Tony Iommi hace ya 40 años. Y hacen bien, porque cuatro décadas después todo eso sigue funcionando a las mil maravillas si se hace como Satán manda, y vaya si ellos lo hacen. Empezando fuerte con “Witchcult today” y explotando en la brutal “Black Masses” no soltaron su presa hasta hipnotizarnos a todos. Tremendos. P

Viernes 29 de mayo

Les Sueques
A pesar del sol de justicia que caía sobre el Parc de la Ciutadella a las 2 de la tarde, Les Sueques consiguieron convencer al numeroso público (local y foráneo) que el viernes se acercó a los conciertos gratuitos en formato vermouth que el Primavera Sound organizó en este espacio verde de la ciudad. Ni el enjambre de abejas que estuvo a un tris de suspender los conciertos (se acordonó la zona durante un tiempo) pudo con ellas. Repasaron canciones de sus dos discos, se mostraron joviales, fresquísimas a pesar del calor, y gustaron hasta a algunos guiris que por la tarde/noche se acercaron al stand de El Genio Equivocado para comprar las dos referencias suequiles. Joan Casulleras

Disappears
Llego a la mitad de Disappears, la-banda-donde-tocó-Steve-Shelley, y veo lo suficiente para constatar que no necesitan que ningún miembro de Sonic Youth les apadrine. Punzantes guitarrazos de post-punk, a la vez erráticos y controladas, voces reverberantes y pinceladas de shoegaze y krautrock que dejaron su efectividad fuera de toda duda. Potentes. P

The Pastels
Dejaremos para otra ocasión lo de las colas y más colas para acceder al Hidden Stage y nos centramos en una nueva cita con la historia, ahora del mejor pop, para empezar el viernes. A la banda escocesa se le quiere y cuesta muy poco sonreír ante un tímido comentario de Stephen o un arranque de las memorables guitarras o los juegos de voces. Pero la verdad es que la banda no consiguió cumplir con las enormes expectativas creadas, resultando una actuación algo roma, falta de vida. Nada que achacarles, pero tampoco nada memorable. Y eso, siendo The Pastels es poco que decir… RJ

Nuria Graham
El re-descubrimiento del Festival. La habíamos visto hacía un par de años, otra cantante de aires folk, eso sí jovencísima y con preciosa voz, pero lo que vimos en el escenario Pitchfork no tuvo nada que ver. Valiente —imposible no sonreír con el contraste entre su perfecto inglés cantado a pleno pulmón frente a su vocecita tímida en catalán en los comentarios entre canciones— experimental, abrasiva, ahora coqueteando con el indie-rock a lo PJ Harvey, luego bebiendo de St. Vincent o James Blake. Lo dicho, (re)descubrimiento y a seguirle la pista muy de cerca. RJ

Mercromina
Los de Albacete se sumaron al festival a pocas semanas de su celebración, con lo que se convirtieron en una de las tantas citas obligadas que ofrecía el cartel. Su vuelta a los escenarios parece que fue ayer, por lo menos al presenciar su directo. Guitarras hirientes como siempre, un bajo que te sacudía el esternón a cada nota, y una contundencia a la batería (bravo Cuevas) que te llevaba dd quería. Un grandes éxitos en toda regla, que nos regaló momentos amagados en nuestro subconsciente como: «Cacharros de cocina», «Lo que dicta el corazón», «Evolution» o el super hit «En un mundo tan pequeño», con Ángela Pascual encima del escenario. Fue emotivo, pero hubiera sido un regalo mayor para todos los presentes, si hubiesen tocado en un escenario al aíre libre. Rafael Piera

Fumaça Preta
Los superhéroes anglo-brasileños de Fumaça Preta salen a escena como un huracán. La base de su música es un potente rock setentero al que añaden hábilmente capas de percusiones brasileñas, garaje, psicodelia, metal y humor, mucho humor y mucha energía. Pero su mayor virtud es a la vez su mayor defecto, el batiburrillo impide concretar unas canciones que podrían llegar mucho más lejos. Sea como sea, una fiesta. Y eso tampoco es poca cosa. P

Ex Hex
Betsy Wright, Laura, Harris y, sobre todo, Mary Timony exhuman rock por todos sus poros… Esas poses, esos riffs de guitarra, el desenfado y la sensación de que la música tiene que divertir y ser divertida. Imposible no quedarse pasmado viendo el espectáculo con mayúsculas que nos brindaron. ¡Queremos más Ex Hex, queremos más Mary Timony! RJ

Patti Smith
Lo admito, por unos momentos me planteé no ir a ver como Patti Smith interpretaba íntegramente el inmortal “Horses” y en su lugar experimentar con algo nuevo y menos guiado. Si en algún universo alternativo una versión de mí mismo hizo eso me gustaría tenerlo delante para abofetearlo, porque lo que hizo Patti, a sus 68 años, es la materia de la que se crean las leyendas. En cuanto empezó, tras un silencio expectante nunca visto en el Primavera, con su inigualable interpretación de “Gloria”, quedó claro por qué está donde está. A partir de ahí nos sacudió, arengó y manejó como quiso. Nos estremeció con “Free Money”, nos arrolló con “Land”. Un volcán de emoción, una marea de sentimiento perfectamente orquestado e interpretado por la musa del punk, culminado con un estremecedor “Elegy” dedicado inicialmente a Jimi Hendrix pero ahora a “todas las personas que amamos, perdimos y recordamos”, donde lloró e hizo llorar a más de uno rememorando a sus amigos muertos, los Ramones, Fred “Sonic” Smith, Lou Reed… para inmediatamente enlazar de nuevo con el final de “Gloria” y finalizar con una catártica, explosiva “Rock’n’roll nigger”. Insuperable, de verdad, totalmente insuperable. Y esto, queridos niños, ES el rock’n’roll. P

The Julie Ruin
Otra de las citas obligadas de este Primavera Sound 2015 —perdónanos Patti— era poder ver, por fin, a la gran, irreductible Kathleen Hanna. Parapetados en primera fila, aguardando a que comenzase uno de esos momentos gloriosos… que no fue. Hanna sigue siendo una presencia feroz, magnífica, incontenible —acrobacia final incluida— pero su voz, igual que el sonido en general —sonó a rayos— no estuvo a la altura. Un punto de caos para la reina de las riot grrrl era esperable. Pero en el caos absoluto no se oyen las canciones. Eso sí, Kathleen sigue siendo nuestra heroína. RJ

Perfume Genius
Seamos directos: Perfume Genius, o lo que es lo mismo, Mike Hadreas, dio uno de los conciertos más perfectos y hermosos de todo el festival. De algún modo que se me escapa proyectó a la vez timidez y seguridad absoluta, fragilidad y dominio, minimalismo oscuro y preciosismo pop. Magnetizó por completo toda mirada, estremeció con su voz, impresionó con la perfección de su sonido, emocionó por igual contoneándose como una serpiente bajo ritmos electrónicos, que tocando el piano a cuatro manos con relajada elegancia. Así desgranó sus confesiones en formato canción, llevándonos de la mano cada vez más rápido, más fuerte y más lejos desde el oscuro abismo de la inicial “My body” hasta lanzarnos al cielo con una “Queen” absolutamente apoteósica. Too bright. P

Damien Rice
Dicen, con razón, que las comparaciones siempre son odiosas, ¿pero alguien me puede explicar cómo The Black Keys sonaron tan rematadamente mal y en cambio un sólo tipo, su guitarra y sus pedales puede sonar tan inmenso en el mismo escenario un día después? Uno nunca ha sido fan del irlandés, así que su concierto se planteaba como la música de fondo mientras nos situábamos en las mejores posiciones para disfrutar de Sleater-Kinney. Pero la voz de Rice llegaba, llenaba toda la explanada —Mordor para los amigos— y como si se tratara de los irresistibles cantos de una sirena fue atrayéndonos. Simplemente espectacular, sobrecogedor. RJ

Sleater-Kinney
¿En qué planeta normal Ride son los cabezas de cartel tocando Sleater-Kinney el mismo día? En fin… La verdadera banda esencial de la noche vino, tocó y arrasó Barcelona. Si no habéis visto a Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss tenéis un agujero negro. Nervio e intensidad en estado puro, un espectáculo absoluto con independencia de que toquen viejas canciones o los temas de No “Cities to Love”. Poner toda la energía en cada segundo de show. Simplemente, son una de las mejores bandas. Aún nos estremecemos con ese apoteósico final en el que enlazaron “Dig Me Out”, “Entertain” y “Modern Girl”. ¡Qué grandes son! RJ

The Church
Me dolió infinitamente perderme a Sleater-Kinney pero son ya 35 años siendo fan de The Church y no les pensaba dejar de lado por nada ni por nadie. En un concierto más guitarrero de lo previsto y con un Steve Kilbey sorprendentemente locuaz e hiperactivo, la banda dejó de lado su aspecto más folk-psicodélico y casi todos sus clásicos (solo sonaron “Reptile” y “Under the Milky Way” de su exitoso y ya lejano “Starfish”) en favor de atmósferas densas, sonidos pesados y material más moderno. Convencieron a base de potencia y entrega a los observadores casuales, nos dejaron con ganas de más a los fanáticos. Pero hicieron lo que quisieron, lo hicieron bien y salieron airosos. Pocas bandas tan veteranas podrían decir eso. P

Ride
Buen sonido, concierto de grandes éxitos como era de esperar, bonitos juegos de luces… En realidad impecables, poco que decir… pero ¿y la magia? De nuevo, la comparación. Es recordar la hora de Slowdive en el mismo escenario el año anterior y volver a sentir la piel de gallina, aflorar las emociones. No fue el caso con Ride, aunque seguramente aquí sea sólo cuestión de gustos… RJ

Thaw
Solo vi un fragmento pero no puedo dejar de mencionar a los polacos Thaw quienes, encapuchados con sudaderas, como si de una versión de barrio de Sunn O))) se tratase, apabullaron con su brutal mezcla de metal (voz death, ambiente black, acabados noise-industrial) en el pequeño escenario H&M y fueron ganando público a medida que avanzaba el show. Bien hecho. P

Earth
Personalmente y como fan de la música drone me parece que ya no es exacto referirse a Earth como drone-metal. Su doom metal/hard rock lisérgico cuece a fuego lento, eso es cierto, pero en directo queda claro que aunque el alma de la banda sea Dylan Carlson, actualmente su música se apoya sobre todo en su base rítmica (excelente el trabajo a la batería de Adrienne Davis). Otra ocasión en esta edición para dejarse hipnotizar. P

Pallbearer
Los admirados Pallbearer solo tuvieron tiempo para cinco canciones y fue más que suficiente. Su doom clásico teñido de dramatismo melódico empezó por todo lo alto con la estremecedora y majestuosa “Worlds apart” y pronto se ganaron al público con sus brillantes juegos vocales, sus intrincados cambios y su doliente y apasionada oscuridad. Derrocharon sentimiento en estado puro que convenció por encima de géneros y gustos. P

The Soft Moon
Un grupo como The Soft Moon está diseñado para gustarme. Todos los distintos matices del negro unidos en un eléctrico cuerpo post-punk/darkwave; el pop etéreo de The Cure, la rabia industrial de Nine Inch Nails, la energia oscura de Bauhaus, el martilleo electrónico de Nitzer Ebb. El resultado no puede ser otro que maravilloso para un servidor. Energía, pasión, dramatismo, ritmo. Un gran fin de fiesta que acabó abruptamente en medio de la última canción al parecer porque una chica que tuvo un ataque en primeras filas. Encima majos. Un diez. P

Sábado 30 de mayo

Patti Smith (auditori)
Teníamos una deuda que saldar y la ocasión la iba a proporcionar el Auditori. En teoría la gran Patti Smith debía ofrecer un concierto acústico y de spoken word, pero ni por asomo. Una versión reducida de sus grandes éxitos, con la leyenda sabedora de estar ante un público deseoso de mostrarle su amor incondicional, aplaudiendo temas discretos —dedicados a Amy Winehouse y a su nieto— y entrañables despistes, como olvidar la letra de “Perfect Day” de Lou Reed. Inolvidable interpretación de “Because the Night”, estremecedora “Pissing in a River” y el broche, esperado, con el Auditori puesto en pie de “People Have the Power”. Poco más que decir, casi setenta años y el poder de Patricia Lee Smith sigue intacto. RJ

Strand of Oaks
Liderados por un expansivo Timothy Showalter que parecía absolutamente eufórico y agradecido de estar allí, Strand of Oaks conquistaron con su potentísimo revisión del rock americano de los ochenta. Superando en energía al tremendo solazo y desafiando al escaso interés que suele reinar a tan temprana hora, dieron toda una lección de saber hacer que casi nos hizo olvidar cualquier otra cita marcada en la agenda. El llorado Jason Molina, a quién dedican una canción, hubiera estado orgulloso. P

Neleonard
La banda de Barcelona concentró en las primeras filas. a todo una serie de fans que ya disfrutaban simplemente de verlos encima del escenario. Abrazos, sonrisas, emoción… se sucedieron constantemente en el breve pero intenso concierto de Nele y compañía. Como bien dicen ellos en una de sus canciones más celebradas «Capital«, pudimos emocionarnos con el «pop atemporal» que destilan sus canciones. Gracias a que el sonido fue de menos a más (el bajo y teclado se comían a las guitarras al principio), cuando llegó «Agosto», «Casi cuela» o «Podemos» (especialmente) todo el mundo estaba ya sumergido en una fiesta. Grandes. RP

DIIV
Aquí uno a los que dolió muchísimo su cancelación del año pasado y esperaba con muchas ganas ver a los de Zachary Cole Smith en directo. Afortunadamente la espera valió la pena. No son la banda más locuaz o simpática en el escenario, pero su actuación estuvo a la altura de su genial “Oshin”, cuyas canciones brillaron incontestables en el Pitchfork para deleite de una nutrida legión de fans. Junto a las piezas conocidas, también ofrecieron varios temas nuevos más que prometedores. Dreampop de altos vuelos. RJ

American Football
Si el viernes tuvimos a Mineral, este sábado tocaba una nueva sesión de emo en una vertiente mucho más soñadora y melancólica con American Football. Con la portada de su único y homónimo disco (un auténtico clásico de culto) como fondo, Mike Kinsella y los suyos dieron un concierto perfecto en cuanto a interpretación aunque con menos intensidad emocional de la que auguraban canciones tan profundas como “Never meant” o “Stay home”. Quizá concentrados en la interpretación pecaron de distanciamiento, o posiblemente no era la mejor hora ni el mejor sitio para arpegios melancólicos y sentimientos lluviosos. P

Tori Amos
No tengo duda. A buen seguro que para la legión de enfervorecidos fans el concierto del Primavera Sound 2015 fue el de Tori Amos. En realidad es comprensible, pues era su primer concierto en España tras 23 años de carrera. Lógico que el Ray-Ban aclamase a la pelirroja más famosa de Carolina del Norte cuando hizo su aparición y se puso al frente de sus dos pianos. Fue un show centrado en repasar sus grandes éxitos, y rápidamente cayeron “Bliss”, “Caught a lite sneeze”, “Precious Things” y “Crucify”, una de las más aclamadas. Seguro que los devotos estarán muy desacuerdo, pero las bases electrónicas y los sintetizadores provocaron algún que otro resbalón, como en “Raspberry swirl” , de difícil digestión. Afortunadamente la dilatada carrera de Amos ofrece un arsenal de temas, como las muy esperadas y coreadas “Silent all these years” o “Cornflake girl”, con las que el concierto acabó por todo lo alto. RJ

Foxygen
Foxygen, majos, ¿esto es en serio? Básicamente lo que vimos fue una parodia encocada de los Rolling Stones cruzada con una clase de Zumba fitness (™). Desde luego se entregaron al atlético show, pero me temo que hacer el idiota y a la vez pretender que todos y cada uno de los minutos de tu actuación sean el momentazo del festival solo sirve para uno se eche unas risas quince minutos. Ah, sí, por el medio sonó alguna buena canción pero total, para qué, si la gente solo se fijaba en las patochadas de Sam France y sus coristas… P

Einstürzende Neubaten
La primera vez que los ves Einstürzende Neubaten son un auténtico electroshock. Cuando ya llevas presenciados unas cuantas de sus exhibiciones de cómo convertir cualquier cosa en un instrumento al servicio de su música industrial, el efecto sorpresa se pierde, pero el brillo de sus canciones y el carisma de un Blixa Bargeld, bastante enfadado en este ocasión a causa de algunos problemas de sonido, jamás. Únicos y magníficos, como siempre. P

Interpol
Hay que reconocer que no teníamos muchas expectativas con Interpol. Sus últimos trabajos están lejos de sus primeros pasos pero… eso es lo que pudimos ver exactamente en el Primavera Sound. Un completo repaso a “Turn on the Bright Lights” —hasta siete canciones cayeron—, más todos sus hits del “Antics” y apenas un par de pinceladas de su último disco. Si a eso le sumamos la energía y pasión de todo el show y el épico final, a oscuras, con Paul Banks bramando en notable castellano ese “Si hay sonido, ¡tocamos!” el concierto fue uno de los grandes momentos, inesperados, del Festival. RJ

The Strokes
Mismo escenario que The Black Keys, mismas sensaciones de flojo sonido y cierta apatía y desinterés, especialmente en la figura de su simpar cantante Julian Casablancas, creo con la cabeza todavía en el Camp Nou. Cayeron muchos de sus hits y buena parte de “Is this It”, pero la mayoría sonaron descafeinadas, al ralentí. Pena comparar lo que fueron y lo que ahora son. RJ

Babes in Toyland
No me costó ni un segundo decidir pasar de los supuestos salvadores del rock en favor de Babes in Toyland pero fue muy duro contemplar la debacle que siguió. Kat Bjelland no está bien, su deterioro físico es evidente y desde el principio, tras unos fallos en el micro, se la vio nerviosa y desafinando. Pero todo estalló al peor estilo Spinal Tap cuando se rompieron dos cuerdas de su guitarra y aparentemente no tenían una de repuesto (!). Tras una larga y desconcertante parada con Lori Barbero intentando, con poca fortuna, entretener al público a base de chistes y fotos, consiguieron una guitarra para Kat, que no bastó para aliviar a la agobiadísima cantante (“es una guitarra de juguete, haré lo que pueda”). Y así siguió, descentrada, incómoda, casi al borde de las lágrimas por momentos (“¿Por qué se han tenido que romper las putas cuerdas?” llego a exclamar angustiada fuera de micro, entre canciones). Con más pena que gloria siguieron lanzando con furia su destructivo punk rock hasta que, en la recta final del concierto, trajeron la guitarra reparada y enderezaron ligeramente la noche, a tiempo de cerrar con unas aplastantes “Sweet 69” y “Dust cake boy” pero no fue suficiente para quitarnos el mal cuerpo de ver así a alguien tan grande como Kat. Mejórate, por favor. P

Underworld
Solo vimos el final de Underworld y fue básicamente lo que esperábamos: una enorme fiesta rave en memoria del gran “Dubnobasswithmyhead” uno de las puntas de lanza básicas en la explosión electrónica de los 90, que cumple ya 20 añazos. Y “Born slippy” por supuesto. ¿Hace falta decir más? P

Thee Oh Sees
Thee Oh Sees son lo que son: una máquina para bailar pogos. Su música nunca me llenará por completo en disco, pero es imposible escapar a su energía cuando los tienes delante. Ante unas primeras filas absolutamente desatadas John Dwyer reventó piernas con su explosivo garage-punk, aún más bruto con su actual formación a dos baterías y prescindiendo de los teclados de Brigid Dawson. Y es que un Primavera no es un Primavera sino puedes desatarte un poco. O un mucho. P

Single Mothers
Escapar de la abarrotadísima trampa mortal que supuso programar a Caribou en el escenario Rayban con escasa competencia para los que buscaban fiesta, supuso que acabáramos entre los cuatro gatos que presenciaron a Single Mothers. Cuatro gatos afortunados que contemplamos atónitos como la banda canadiense se entregaba al 2000 %, como si fueran los cabezas de cartel. Una brutalísima sesión de hardcore con un Andrew Thomson aullando, saltando, corriendo, estando en todas partes como un animal enjaulado, con una intensidad y rabia tales que, tras varios amagos, acabó pegándose una buena costalada en pleno escenario, sin que el hecho le detuviera ni un segundo. Un vaso inoportunamente lanzado sobre un enchufe averió al parecer los monitores del guitarrista lo que supuso un (muy apropiadamente) abrupto final. Un vendaval. P

Caribou/DJ Coco
Volvimos a tiempo de escuchar el final de Caribou. Gran recta final rematada con una tremenda “Sun” que estoy seguro que hubiéramos disfrutado más en mejores condiciones (léase con mucha menos masificación). Y llega el fin de fiesta, el ya más que clásico set final de DJ Coco, mezclando como siempre rock y electrónica, temas de culto e himnos masivos, Taylor Swift y The Clash. Explotan los fuegos artificiales con un público en comunión total a ritmo de “One more time” y uno piensa exactamente eso. Una vez más. Y todas las que hagan falta. P

Domingo 31 de mayo

Soledad Vélez
Por las opiniones leídas y la información recabada, pensábamos que Soledad Vélez era una cantautora de origen folk pero con una querencia por el indie-rock abrasivo de la primera e indispensable PJ Harvey. En cambio, en la sala BARTS nos encontramos con una artista más cercana al pop etéreo que tanto se estila hoy en día. Pero sería un error encasillarla como una más. Sus canciones tienen un envoltorio amable pero pinchan, apoyadas en teclados insidiosos y una voz rotunda y crepuscular. La chilena impregna de un matiz oscuro y ominoso a sus temas que, aunque en directo pecaron de cierta similitud entre sí, dejan poso. RJ

Torres
Nos reservamos la actuación de Mackenzie Scott para el domingo en el BARTS —había tocado la noche anterior en el Fòrum pero se solapaba con otras opciones— y menuda elección más acertada. Solo fueron seis canciones pero estamos seguros al 110% que fueron capaces de cautivar a todo el teatro. Folk desgarrador que transita hacia un imparable indie-rock distorsionado, letras preñadas de dolor, voz que se quiebra y se recompone a su antojo, líneas de guitarra amenazantes, susurros y gritos que hielan la sangre y dejaron a la audiencia sin habla. Excepcional. R

Foto: Eric Pamies (Primavera Sound)