Con un buen puñado de destellos de bandas en directo (no tanto las que aparecían en letras grandes en el cartel, todo hay que decirlo) y con algún que otro detalle por pulir (la masificación por encima de todo), la novena edición del Bilbao BBK Live ha terminado con la sensación en la cabeza de todos de que lo que allí se puede preparar de cara a la décima edición (a celebrarse los días 9, 10 y 11 de julio de 2015), puede ser algo memorable. La extrema juventud de parte del público, ese público que se dedica simplemente a ir a festivales, que lo mismo se disfraza que llama “viejo” a Josele Santiago (sic), fue una de las curiosidades que hicieron que recordemos este recién pasado Bilbao Live. Aquí la crónica de lo que vivimos en estos tres días:
Fotos Hercules & Love Affair y público: RhythmAndPhotos
Jueves 10 de julio
Comenzamos viendo a los americanos Parquet Courts en el escenario grande, un escenario que se les quedó un tanto grande, valga la redundancia, para su propuesta de post-punk acelerado y un tanto canalla. Después, a eso de las siete, White Lies hicieron su set habitual, un set que bordan y al que se le pueden poner pocas pegas, solo que bien entrada la noche habría brillado mucho más. Lo de John Newman, probablemente no lo recordemos en el futuro, pero tuvo algún momento único, como ese lips inc final de su megaéxito “Love me again”. Fuimos a ver empezar a Vetusta Morla y pronto nos dimos cuenta de que el Escenario 2 se ha quedado muy pequeño, así que nos fuimos a la carpa donde nos esperaban Hercules & Love Affair. El combo liderado por Andy Butler, siempre en un estudiado segundo plano, llegó y triunfó, con todos los allí presentes dándonos cuenta desde la segunda canción de que allí se estaba cociendo uno de los momentos del festival. Baile y mucha pegada, algo por lo que el festival debería apostar más. Después tocó comprobar que lo de Franz Ferdinand quizá tampoco es para tanto, hace pensar esto el tirar tanto de su primer disco. Estuvieron correctos, tampoco vamos a decir que mal, pero les faltó sonido y contundencia, algo que siempre debería tener un cabeza de cartel. Después los franceses Phoenix también estuvieron destacables, desgranando canciones de todos sus discos y con una puesta en escena realmente alucinante que los hace una de las bandas más en forma que hemos visto pasar por Kobetamendi estos días. Momento de tumbarse en la ladera para intentar explicarnos cómo puede llegar tanto una propuesta como la de Crystal Fighters, es verdad que tienen algún pelotazo como “I love London”, pero tanto rollo ravero, les supera. Y a eso de las tres nos acercamos al recóndito escenario 5 para ver cómo Za! se dedicaban a ganarse a los asistentes con su simpatía y su frenetismo.
Viernes 11 de julio
Madrugamos para ver en dos escenarios del centro de Bilbao a los vascos Grises, una de las sensaciones pop del momento entre la chavalería, y a Bigott, quien, una vez más nos conquistó. Por la tarde, también subimos pronto al recinto para ver cómo a Chet Faker aún le queda un poco para ser enorme, pero es cierto que la sorpresa ya la ha dado, y eso ya es mucho. La “jornada de bandas adolescentes” empezaba en el escenario grande con unos The 1975 sin demasiado lustre y a los que aún les falta bastante rodaje, y quizá aprender a despojarse de ese sonido ochentero que los ata. Nos gustaron tan poco que corrimos a ver a los catalanes Anímic, quienes nos llegaron con su propuesta de rock anguloso y nervioso. Conor Oberst resultó ser lo mejor de la jornada con su batallón de perlas de americana y country, dando una lección magistral con su inseparable sombrero de cowboy. Otros adolescentes, Bastille, tampoco estuvieron a la altura, y lo de que su mayor pelotazo sea una versión hace pensar mucho de ellos. Después vimos a Jack Johnson, una figura de cantautor rock que se siente a sus anchas en un festival que no duda en recibirle con los brazos abiertos una y otra vez. Estuvo correcto y por momentos emocionante. Un poco inofensivos resultaron los esperados Foster The People, quienes fueron calentando el ambiente en el escenario grande hasta que sonó “Pumped up kicks” y aquello ya era una fiesta. The Prodigy sí que estuvieron atronadores en sonido y en propuesta, tirando de nostalgia noventera y demasiado quizá de propuesta rave, algo que, es cierto, la marabunta quería. No podemos negar que con “Breathe”, “Firestarter” y “Smack my bitch up” nos revolucionamos un poco. la jornada la dimos por terminada con unos Palma Violets (competían en horario con El Columpio Asesino) que congregaron a mucha menos gente de la que esperábamos y que a pesar de tener ganas de comerse el mundo con la actitud de unos primerizos The Libertines, resultaron un tanto sencillos.
Sábado 12 de julio
Para las seis y cuarto ya estábamos en el recinto para ver cómo desde el tejado de aquel autobús se presentaban en Bilbao los madrileños M A J E S T A D. Alicia, Raúl, Jorge y Pepo fueron ganando puntos mientras iban mostrando las canciones de su debut “Música para pelear”. La más aplaudida fue sin duda “Sendero luminoso”. Después nos fuimos hasta la carpa para comprobar que todo lo que nos habían dicho sobre Belako se quedaba corto. No me cansaré de alabar lo de estos cuatro jóvenes, una propuesta que vale, quizá no es todo lo original que podríamos desear, pero lo hacen tan bien que nos llevaron a todos de calle desde que sonó su primera melodía. Desde aquí, no tengo ningún tapujo en decir que su concierto fue el mejor del festival. Lo de Los Enemigos estuvo bien, nada que decir en contra de su concierto lleno de recuerdos que ya habíamos visto otro par de veces en esta gira de reunión, pero quizá no era la propuesta más acertada a esas horas. Band Of Horses también se salieron. Los de Mark S. Buster lo volvieron a hacer. Estuvieron sembradísimos y con un batallón de grandes canciones que bordaron. Cuando llegaron a “The funeral” estaba ya todo hecho, pero nos hicieron tocar el cielo más si cabe. Tremendamente aburridos nos resultaron The Lumineers, otra de esas bandas que la muchachada coreaba, pero que resultaban de un vacío bastante considerable. Sin más. El escenario grande se cerraba por esta edición con The Black Keys, una propuesta que ha crecido mucho en estos últimos años (tanto que su anterior visita a Bilbao a lo justo congregó a 30 personas). Sorprende también que la pareja formada por Dan Auerbach y Patrick Carney llegue tanto a la juventud, por ese sabor añejo que desprenden. Vale que tienen ya ocho discos de estudio y alguna que otra perla (“Lonely boy” por encima de todas), pero la densidad de su último disco también se apoderó de su show, llegando por momentos a tocar la peligrosa línea del tedio. Finalmente MGMT optaron por hacernos sentir un viaje psicodélico, y no por la fiesta bailable que tantos esperaban (aunque ahí estuvo ese subidón de más de ocho minutos que supuso “Kids”). Andrew y Ben, ahora acompañados del cuarteto Kuroma, estuvieron grandes, más incluso de lo que esperábamos, y pusieron un broche de oro bastante interesante a los directos del festival. Después acabamos bailando lo que pinchaba Eme Dj, todo temazos, pero no conseguimos entrar en la carpa de lo repleta que estaba.
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