Corridor son una de esas bandas que, poco a poco, han ido consiguiendo algunos logros. Por un lado, lograron que la crítica de medio mundo se rindiera ante sus dos primeros trabajos, e incluso, algunos medios más entusiastas, llegaron a decir de su segundo trabajo que era el mejor álbum cantando en francés de la década. Y por el otro, tienen el honor de ser el primer grupo francófono que ficha por el sello norteamericano Sub Pop. Un logro que, evidentemente, no habrían conseguido sin esos elogios. Pero es que son del todo merecidos, como bien demuestran en su tercer trabajo.

A pesar de que ha sido grabado en muy poco tiempo por exigencias del sello, “Junior” cuenta con un sonido bastante más profesional que el de “Le voyage éternel” y “Supermercado”, sus dos anteriores trabajos. Unos discos donde primaba un lado mucho más lo-fi, el cual, a su vez, oscurecía su música. Algo que ha cambiado completamente en este disco. Ahora suenan más luminosos y expansivos, pero sin perder la fuerza que nos han mostrado a lo largo de su carrera. Un paso adelante, que nos muestra mucho mejor la facilidad con las que refrescan el indie-rock. Principalmente, por su prolífica forma de ver la música de guitarras. Aquí tenemos temas de post-punk algo épicos (‘Topographe’); maravillosos acercamientos al kraut en los que dejan que el bajo se lleve el protagonismo (‘Domino’), o enérgicos himnos de rock con teclados (‘Pow’). Tres temas que representan una pequeña parte de lo que encontramos en este disco, pero hay mucho más.

La banda de Montreal sabe cuándo es el momento de bajar un poco las revoluciones, y nos lo muestran casi al principio, con el excelente tema que da título al álbum. Aunque también hay que decir que no pueden resistirse a darlo todo en el estribillo. Pero no pasa nada, para los que buscan emociones más tranquilas, hay temas que tiran hacia el lado más ensoñador del rock, que también son notables. Es el caso de ‘Agent double’, que conquista a cualquiera con ese estupendo juego de guitarras, o la delicada ‘Grand cheval’, en la que se van hacia mundos más pop. Y qué mejor forma de terminar que con ‘Bang’, todo un baladón que cuenta con un teclado sobrecogedor y emocionante, que no defraudará a los seguidores de Joy Division.

Corridor deberían ser uno de los grupos más respetados del rock actual, pero, por alguna razón desconocida, no logran despegar más allá de la crítica y obtener la popularidad que se merecen. Algo que se debería corregir con este disco.