John Belushi (1949-1982) nació derrapando. Practicó la vida acelerada, dándose unos cuantos costalazos contra el sentido común. Y la palmó… joven. Empezó como cómico, vivió una tragedia por la falta de autoestima, timorata y agazapada por el aplauso interesado de la industria del entretenimiento, mientras aspiraba a actor. Su fuerte era el lenguaje no verbal. Pero su inseguridad como ser humano era de tal magnitud que fastidió a todos cuantos lo rodearon. Se hinchó de ira y resentimiento. 

Conforme Bob Woodward descubre éxitos, fracasos y miserias, la sombra del abuso, en todas direcciones, planea en el ambiente de este Como una moto: La vida galopante de John Belushi, publicado por Libros del Kultrum. Hollywood exprimió las flaquezas del cómico hasta la última gota, al tiempo, que le largaba notables sumas de dinero, sabiendo que parte de las mismas el actor las gastaba en el consumo de drogas. Belushi pensaba que podía imponer su ley a golpe de ingenio, insultos, amenazas, degradación, higiene deficiente y un mar de chistes chabacanos, que engordaban su cuenta corriente. 

El actor de Chicago, de origen albanés deja un buen álbum de rhythm and blues, Briefcase Full of Blues (Atlantic, 1978), con The Blues Brothers, banda que se alimentaba de músicos como el guitarrista Steve Cropper, de la factoría Stax, sello de Memphis con mucha historia, y una cinematografía irregular, con algún que otro sonado éxito, basado en la sal gorda, muy del gusto de los años 70 y 80. Incluso Steven Speilberg confió en él para fracasar, ambos, en 1941, una distopía que habla de un supuesto ataque nipón, vía marítima, a California, entre Tiburón y E. T.

Los inicios de Belushi fueron en el género de stand up comedy, en la compañía teatral The Second City. Admirador del lenguaraz y brillante Lenny Bruce (1925-1966). Recomendable es el film Lenny (1974) del coreógrafo y cineasta Bob Fosse (1927-1987) y con Dustin Hoffmann encarnando al cómico. Precisamente este actor haría de Carl Bernstein en Todos los hombres del presidente (1976) y Robert Redford encarnaría a Bob Woodward, los dos periodistas de The Washington Post que destaparon el caso Watergate en 1974, que acabó con la renuncia del mentiroso expresidente Richard Nixon. Woodward, como periodista político de renombre que era, se tomó el encargo de la biografía con mucho afán. Similar actitud mostró para obtener dos Premios Pulitzer. Wired: The Short Life and Fast Times of John Belushi (1984) se tradujo por primera vez al castellano en 2009, y con este mismo título se reedita ahora. 

Judy, su viuda, y su cuñada, quien buscó a Woodward y le facilitó el acceso a toda la documentación y contactos del actor, declararon que no les gustó el resultado final de la obra. En 2005, Judy Belushi Pisano, casada en segundas nupcias, autorizó una nueva biografía titulada Belushi: A Biography, que sería el germen del documental Belushi (2020) para televisión, en que básicamente intervienen los mismos individuos que en la biografía del periodista, cuyas declaraciones son similares, pero expuestas en un contexto acomodaticio para el actor.   

El libro recoge una exhaustiva radiografía de memoria coral ya que el autor se entrevistó con casi trescientas personas; buscando hasta debajo de las piedras cualquier testimonio que fuera relevante para explicar la cultura de las drogas, que se gestaba tanto en los estudios de cine de Hollywood como en los platós de televisión en NYC. La biografía de Woodward encontrará, años después, un aliado de su retrato de Hollywood en otro periodista, Peter Biskind, autor de la feroz radiografía del nuevo cine norteamericano, que rebosaba talento y sustancias en los años 70 y 80, titulada Moteros tranquilos, toros salvajes, (Anagrama, 2004; reeditada en 2008; Easy Riders, Raging Bulls : How the Sex-Drugs-and-Rock-‘n’-Roll Generation Saved Hollywood, 1998). 

Belushi, recordado amablemente desde el patetismo del que muere joven, fue el rey de la fiesta y de la bronca perpetua, que vivió entre ir puesto y muy puesto. Triunfó a mediados de los 70 en las primeras temporadas del programa de televisión, Saturday Night Live, todavía en antena, de donde surgió The Blues Brothers, un número cómico musical creado por él mismo y Dan Aykroyd. El éxito del segmento televisivo permitió hacer una película, que en distintos países está considerada un film de culto y que, en la biografía, voces autorizadas destrozan sin miramientos. 

Aykroyd, otro opositor a esta obra, adoraba a su compañero, pero manifestó que Belushi no disponía de las aptitudes necesarias para ser un buen guionista. Siendo de los pocos que dijo: ¡John, para! Además, se mantuvo al lado de Judy, la esposa de su amigo, que en el epicentro de una relación tóxica, superó los excesos que compartía con su marido. El informe forense concluyó que el deceso del actor fue por muerte accidental. El libro recoge declaraciones de quien piensa que el actor estaba decidido ir más allá del final, acaecido en un hotel de infausto recuerdo, en California. El también cómico de televisión Chris Farley (1964-1997), fan declarado de John Belushi, acabó de manera similar. Pase lo que pase, la cultura de las drogas en Hollywood o donde sea sigue su camino.