La labor de Richardson y Rosenthal con las programaciones es bastante notable, si bien servidor llega a agobiarse ante la escasez constante del “factor humano” entre tanto teclado añejo. Harper, por su parte, juega su papel de gélida seductora a la perfección. Es consciente de que no posee una voz arrolladora, por lo que todos los esfuerzos están puestos en potenciar sabiamente sus puntos fuertes, y tirar de falsete cuando los pulmones no dan de sí.

Rapprocher es un disco perfecto para asentar a la banda en el mercado, y como debut logra la nada desdeñable proeza de dejarnos un par de pequeños clásicos con gancho: Keep you y Weekend (personalmente completaría el trío de ases con All the saints, que bien podría haber formado parte del 1999 de Prince).