¿Por qué un grupo con canciones tan buenas y una trayectoria tan sólida como Clap Your Hands Say Yeah no consigue tener el éxito que se merece? Son de esas cosas inexplicables que se volvieron a constatar la noche del pasado viernes en Madrid: la sala Independance Club no llegaba a la media entrada para ver al grupo de Alec Ounsworth, que venía de la mano de Son Estrella Galicia a presentar su último y buen álbum, New Fragility.

A las ocho y media salía al escenario la teclista del grupo, que aprovecha la gira para darse a conocer y cantar media docena de temas (el último, acompañada por el propio Ounsworth). Y acto seguido cantaba Ounsworth en solitario Into Your Alien Arms, para continuar, ya con todo el grupo (teclista, batería y bajo), un concierto que fue en la práctica un grandes éxitos (recorrieron todos sus discos, centrándose especialmente en el primero y en The Tourist).

Clap Your Hands Say Yeah

Se dirigió al público en español en una ocasión, aunque comentó que lo tiene oxidado desde hace casi veinte años, y habló en contadas ocasiones para comentar el por qué de alguna canción o alguna pequeña anécdota. Los únicos momentos de la noche con alguna variación fueron cuando cantó Some Loud Thunder (cogió el micro y se puso en el frente del escenario) o cuando interpretó al teclado Unfolding Above Celibate Moon.

El sonido de Clap Your Hands Say Yeah fue bastante decente (sonaron mejor que cuando vinieron en 2017) y la selección de canciones prácticamente no sufrió ninguna variación con respecto a las que están interpretando en esta gira. Al llegar a Better Off, Alec anunció que era el último tema y, con ironía, comentó que harían el paripé y volverían a salir para tocar otras dos (¿tienen sentido los bises cuando no los pide el público?). Con Where They Perform Miracles, del último álbum, y la estupenda Upon This Tidal Wave Of Young Blood, cerraron un concierto en el que tocaron veinte temas y que dejó al público con ganas de más (justo cuando la gente pedía a gritos “one more song!” fue cuando no hubo bises).

Fotos: Adolfo Añino