De espejos y maravillas

Cineplexx colma de destellos románticos y alegría discotequera la presentación nocturna de “Espejos”.

A últimos de 2016, Cineplexx, -el invento de Sebastián Litmanovich-, lanzó “Espejos” (Jabalina), un álbum rutilante de pop electrónico y vetas latinas cuya elegante factura ha deslumbrado a los medios especializados. Su estreno en directo se celebró el pasado 24 de marzo en Maravillas Club (Madrid), seguido de sesión bailable a la cabina por El Cuerpo del Disco.

Sobre un fondo compuesto por paneles de luz multicolor al estilo disco más auténtico, Litmanovich propuso una arriesgada puesta en escena: de un lado, una batería con caja, tom de piso y platillos; del otro, un set de percusión bien completo, -en lugar de bajo-, y en el centro, el propio músico argentino a cargo de la voz, sintetizador y guitarra acústica. Una mezcla audaz de instrumentos para encarnar la dualidad orgánica/electrónica de la producción del disco.

El concierto se abre con dos de los temas más lentos y minuciosos de “Espejos”: Nube de Deseo y Manipulador. En ambas canciones, el combo repite estructura: batería, guitarra, bases electrónicas y bongoes. A destacar, el empeño en que se manifiesten todos los detalles del disco; desde las palmas aflamencadas de Nube de Deseo hasta los finísimos coros del final de Manipulador, -obra de Elsa de Alfonso en estudio-, que son reproducidos con éxito en vivo por la banda al completo.

Sin guitarra y con el micrófono en mano, Cineplexx ofrece la estampa clásica del cantante melódico (Roberto Carlos, Leo Dan) e imprime un ritmo algo más ágil gracias a El Amor. A continuación, Besos, con ese suave toque a lo Wham!, va llamando al balanceo de los cuerpos. Le sigue Cariño, donde el sintetizador y el cajón se llevan de maravilla: un guiño a las fiestas y arrebatos de verano.

De nuevo, la pincelada latino-española se dibuja con Mimosa, -el primer single y videoclip de “Espejos”-, con la ayuda de la guitarra acústica y a los cómplices que se suben al escenario a bailotear como la líder de Papaya (Yanara Espinoza). Sobre la pista llena de alegría, la sofisticación asoma con el funk de terciopelo de Hipnotizado y, casi sin darnos cuenta, entramos sutilmente en “Florianópolis, -el anterior trabajo de Cineplexx-, de la mano de Bailar, un tema delicioso de disco-samba en el que sobresale la percusión brasileira.

Por fin, llega la invitada sorpresa de la velada: Linda Mirada. La artista, que hubo de subir al escenario junto a Cineplexx,  interpretó a dúo el sencillo que bautiza al último álbum y de mayor proyección: Espejos. El público entregado corea su magnético estribillo, (No va, no va, no vaaaa), antes de embarcarse en la aventura carioca de Río Amor.

En el cierre nos sumergimos previamente en Gran Dolor, -el bálsamo hecho balada que en directo se percibe aún más poético-, para saltar por los aires después con Te quiero, esa dinamita electropop bien empastada de tinta tropical, y de mayor fama hasta la fecha del músico argentino:

En los bises, reaparece sólo Litmanovich. A la guitarra, solicita silencio para cautivar a la audiencia con Perfume, corte perteneciente a su álbum homónimo de 2012, y que versa sobre las expectativas e intimidad del amor temprano. En su última canción, el grupo en su totalidad nos lleva de vacaciones a la isla brasileña de Florianópolis en un trayecto de melodía alegre y bossa electrónica.
Y allí nos quedamos, en el paraíso; a la espera de nuevas fechas de conciertos,-si las actuaciones con Papaya y Anntona lo permiten-, en las que maravillarse con cada una de las facetas de “Espejos”, lo último de Cineplexx.