Chvrches siempre han tenido un puntito que les acercaba al pop más mainstream pero, de alguna forma, siempre lo acababan evitando. Ya fuera poniéndose un poco más oscuros, o un poco más electrónicos, en sus dos primeros discos, la banda de Glasgow supo hacer canciones de fuerte pegada comercial sin necesidad de sonar como los demás. Ahora, vuelven con un tercer trabajo en el que se han acercado deliberadamente a sonidos más asequibles para el público general. Algo que nos parece estupendo, lo malo es que, en ese acercamiento, se han dejado buena parte de su personalidad, entregándonos un disco que no está mal, pero que tampoco destaca entre los muchos de este palo que han salido, o saldrán, este año.
Según ellos mismos, “Love Is Dead” iba a ser su álbum más pop, pero también el que tuviera el sonido más agresivo. De lo primero hay mucho, pero de lo segundo hay realmente poco. Sí, es cierto que los teclados de ‘Get Out’ y ‘Never Say Die’ suenan más industriales, y que en ‘Miracle’ distorsionan la voz, pero ya. Además, los resultados son muy dispares, porque si en las primeras dan con un par de buenas canciones, marca de la casa y cercanas a sus dos primeros trabajos, en la segunda se sacan de la manga unos coros épicos que hubieran hecho muy bien en guardárselos. Sin embargo, en ‘Deliverance’, ‘Forever’ y ‘Graves’, suenan abiertamente pop, y mucho más limpios que de costumbre. Y si ya nos vamos ‘Heaven/Hell’, nos encontramos con una canción que bien podría formar parte de un disco de Carly Rae Jepsen. Algo que, por otra parte, no está nada mal, porque el tema en cuestión, les ha quedado bastante bien.
Al final, las canciones que terminan destacando en el disco, son las que se salen un poco de la línea del mismo. Y esas son ‘My Enemy’ y ‘God’s Plan’, las cuales, en gran parte, están interpretadas por una voz masculina. La primera es una balada sedosa y sintética, en la que Lauren Mayberry y Matt Berninger de The National, se marcan un precioso juego de voces. En la segunda es Martin Doherty, uno de los dos miembros masculinos de la banda, el que pone la voz cantante, y lo hace sobre la base más potente del disco, en un corte en el que sí vemos la oscuridad y personalidad de antaño. Además, cuenta con un alucinante teclado que va subiendo de intensidad, el cual, por cierto, tiene un cierto aire al ‘Falling’ de Julee Cruise. Sí, la de Twin Peaks. Y es que, en el fondo, les cuesta esconder su lado más oscuro.
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