En estado de gracia

Fernando Alfaro puede presumir de tener un cancionero brillante. Es uno de los mejores compositores del país, sin ninguna duda. Su estilo es inconfundible, ya fuera en Surfin’ Bichos, en Chucho o en solitario. El concierto del Inverfest sirvió para presentar su último disco, ‘Corazón roto y  brillante‘ (2020). El albaceteño llenó un tercio de aforo y congregó a una buena tanda de fans incondicionales: Chucho ofreció uno de los mejores directos que les he visto. Una lástima que un magnífico compositor no tenga mayor público.

Al maestro Fernando Alfaro le acompañaba un trío de músicos de órdago, del que ya conocíamos a su fiel batería Javier Fernández, y estuvieron impecables el bajista Darío Garrido y el guitarrista y teclados Jordi Sapena (en sustitución de Juan Carlos Rodríguez). Su último disco tiene momentos brillantes, canciones que suenan perfectas en directo con un punto de blues-rock fronterizo en “Hoamm” o ese punto de western de “Sombra lunar” con un estribillo con tintes épicos. “Yoga love” encandila y posee una de sus letras con mayor retranca. Chucho, con seis álbumes en su haber, algunos de ellos (‘Tejido de Felicidad’ de 1999, ‘Los Diarios de Petróleo’ de 2001) ya clásicos de la música en español. Ofrecieron una sucesión de enormes hits, de esos que permanecen aunque hayan pasado más de 20 años.

Arrancaron con “De aire”, una canción que ventila la vida, y que tiene madera de clásico con ese punto desgarrador y de vuelta de todo, “mi carne está hecha de aire / y no durará / la juventud es de aire / y no va a durar”. Intercalaron clásicos con canciones nuevas. Suena brillante “Un Inmenso Placer” que tiene uno de sus versos más tiernos “sería para mí / un inmenso placer / yacer con usted”. La banda sonaba bien engrasada, sonando como un tiro algo que disfrutó una audiencia predominantemente cuarentona. Escuchar ese riff de “La Mente del Monstruo” con un estribillo contagioso, o como crece “El detondador EMX-3”, la preciosa “Un Ángel Turbio” o la infalible “Revolución”, “son las fases del amor / la confusión de los sentidos”. Alfaro tiene power, y lo sabe. Canciones que acompañan tu lucha vital, que suenan a andanzas de perdedor, pero también a pequeñas victorias del luchador.

Como no podía ser de otra manera el cierre final fue con “Magic”, una de las canciones más contagiosas y optimistas jamás escritas, porque “lo mejor de nuestras vidas aún está por ocurrir”, con todo el mundo bailando. Hubo bis final arrollador, con “Perruzo” en una eclosión de auténtico rock y noise. Y es que aunque no lo crean, o no le conozcan, tengo que decirles que Chucho es algo brutal e imprescindible.