Empecemos por un consejo práctico para los que tengan la edición europea de “Chris: desechen el CD1 y vayan al supuesto CD adicional, que contiene prácticamente el mismo contenido, pero en francés, la lengua materna de nuestra Hélöise Letissier, más conocida como Christine o incluso como Chris, su nuevo alter ego masculino que lleva hasta el extremo su celebrada y comentada androginia y pansexualidad. No es que las versiones en inglés sean malas, ni mucho menos, pero es que hay un valor intangible y una fluidez que hace que el producto francés suene mucho más atractivo y personal. Además, no hay versión inglesa para dos auténticos temazos del CD2: ‘Bruce est dans le brouillard’ y ‘Le G’ (eso sí, dedíquenle unas cuantas escuchas aisladas a ‘Feel Su Good’, el único tema sin su equivalente francófono).

Se entiende y hasta me parece bien el intento de cambio de letra para algunos mercados, ya que los horizontes han de extenderse todo lo que sea posible. No en vano, Christine and The Queens es de las mejores cosas que le ha pasado al pop supuestamente comercial, un raro soplo de inteligencia subversiva escondida tras infecciosos ritmos, melodías pegadizas y bailes herederos de Michael Jackson. Además, su anterior trabajo, acabó siendo el disco de debut más vendido del 2016 en toda Inglaterra. Semejantes conquistas no son ni mucho menos sencillas y han de ser mimadas. Por suerte, ahora lo que tenemos es la opción bilingüe y, cual película en plataforma streaming, nos toca a nosotros decidir si queremos ver la versión original o la “doblada”.

Empoderada y determinada como la que más, Hélöise no ha permitido que los laureles recogidos casi de sorpresa marcasen el devenir de su esperado segundo disco. Y eso que las tentaciones fueron muchas. ¿A que un regreso de la mano de Mark Ronson en la producción y con canciones compuestas a medias con Damon Albarn suena a pelotazo seguro? Pues la cosa quedó en unas sesiones tentativas que convencieron a nuestra protagonista de que este paso lo tenía que dar prácticamente sola. Y es que tampoco es manca: “Chris” es una delicia para escuchar en cascos, y aunque su rango de sonidos y ritmos es relativamente limitado, posee la personalidad y el atractivo suficiente como para mantenernos atentos durante toda la escucha sin eclipsar el magnetismo del personaje.

Tan sólo una colaboración se deja notar muy sutilmente en todo el disco, la de Dâm-Funk en la soberbia ‘Girlfriend’ (o ‘Damn, dis-moi’, en francés), el que fuera primer single de adelanto y clásico en potencia. La canción habría sido igual de imponente sin la presencia del norteamericano, pero Letissier sintió que el estilo debía tanto al “modern funk”, que sintió que era de justicia invitar al acuñador del género.

La cantidad de temáticas punzantes y delicadas abordadas en medio de un empaquetado perfectamente pop es lo que hace de “Chrisel caramelo deliciosamente envenenado que es. Latissier hace gala de una intelectualidad febril en la que no caben etiquetas de género ni de lenguaje; el orden se limita a ser estilístico, porque es cierto que en lo musical no caben las dudas de lo que nos quiere contar. Una estrategia impecable que no nos deja otra posibilidad que el aplauso entusiasta.