Los estadounidenses chk chk chk, o !!! según se prefiera escribir de una manera u otra, son una de las bandas más libres que conozco tanto en la manera de escribir (y pronunciar) su nombre como en su propuesta abierta a la fusión más bailable y rítmica. Y además son de las bandas más divertidas que he visto en directo. Y es que su mezcla de rock con funk está logradísima. El cuarteto conjuga ritmo, buenos riffs y buenas melodías de teclados. Y luego cuentan con un frontman tan rompedor como Nic Offer, con sus trajes con pantalones cortos, que solo él puede llevar y que no le queden mal. El desparpajo de Offer es total.

En su concierto de Madrid, se subió a las barras de ambos lados de la sala desde casi el primer momento y no paró de bailar en ningún momento. Hay dos figuras singulares por su manera de bailar en el mundo de la música, una es Jarvis Cocker, y otra Nic Offer. Inigualables. Eso hace que un concierto con alguien con esa capacidad para animar y jalear al público sea un atributo eficaz para el baile y para el disfrute. Sobre todo para expandir una buena energía y un buen rollo sin parangón: y eso no tiene precio.

Mención especial a la cantante Meah Pace, inmensa cantando y bailando, en la línea de Offer, pero con el pedigrí superior de las cantantes negras y con esa capacidad especial para el baile: con poderío, estilazo y sensualidad. Un valor seguro que aporta frescura a la banda en su último disco, ‘Wallop’ (Warp, 2019), que es una joyita, que contiene funk (al corte clásico “Couldn’t Have Known”, a lo digital como “Off The Grid”), o funk soul sensual como “Slow Motion”, ese funk chispeante a lo Beck de “Serbia Drums” o el magnífico soul a medio tiempo de “This Is The Door: de lo mejor que han publicado en años. En directo esas nuevas canciones sonaron tremendas. Y es que hay buenos contenidos y buenos continentes para poner a prueba el efecto de esa gran colección de canciones.

Y sí a eso añadimos una colección de los mejores singles de sus tres últimos discos: “Dance Is the Best Revenge” con tensión infalible para el directo, “Freedom!15”. O esa sucesión de bises brutal. Una primera ronda con “All My Heroes Are Weirdos” de su segundo disco ‘Myth Takes’ de 2007, y la pegada de “Slyd”. Salieron una segunda vez para desmelene del respetable y goce con “One Girl / One Boy”. Se despidieron y volvieron a salir una tercera vez para despedirse con “All U Writers” que tiene corte de funk bribón y peleón.

Abrió la noche Rrucculla, el proyecto de la bilbaína Izaskun González en una conjunción de batería orgánica con bases electrónicas que tiran de la electrónica libre, abstracta, experimental, con aires jazzy. Se aproxima a los sonidos oscuros a la par que es un rompe quiebro del beat y noquea en matices de ruidos, secuencias, samples y glitches. Una propuesta sin duda interesante, pero diametralmente opuesta al ritmo festivo que vino después con Chk Chk Chk. Lo de después fue la fiesta del directo. El baile como la mejor venganza posible a la desolación.

Foto: SON Estrella Galicia