Cada año los Óscar intentan premiar -y promocionar- a lo mejor del cine en inglés -y cada vez más, en otros idiomas- y como siempre, generan debate: ¿Qué títulos sobran entre los nominados a la mejor película? ¿Cuáles faltan? Cada quien tiene los suyos. Sin darle demasiada importancia al asunto, debo decir que la mayoría de las películas que aspiran al máximo galardón en este 2022, me gustan bastante. Incluso hay algunas de mis favoritas de este año -y del 2021-. Así que paso a comentar cada película nominada a estos premios Óscar, ordenadas según mis preferencias personales.

Licorice Pizza es mi película favorita en estos premios, firmada por uno de los directores más importantes actualmente, Paul Thomas Anderson, nominado por su trabajo detrás de la cámara y por su guión. La cinta es una obra personal, que a través de pequeños episodios consigue retratar una época y un momento vital con el que creo que cualquiera puede identificarse: el primer amor, los primeros trabajos, las primeras decepciones, el independizarse de la familia. Todo esto aderezado con una playlist espectacular y con guiños cinéfilos de humor salvaje que permiten cameos de estrellas como Sean Penn, Tom Waits o Bradley Cooper, completamente desatados en sus interpretaciones. Pero la magia de la película está en la candidez de sus jóvenes actores principales, Alana Haim y Cooper Hoffman. Ojo al discurso subterráneo que recorre la película sobre las decepcionantes relaciones con los hombres de la protagonista, Alana Kane, y también al posible futuro del personaje de Gary Valentine, si tenemos en cuenta la filmografía anterior de Anderson, poblada de tipos frustrados y ‘vende motos’, disfrazados de emprendedores. Lo malo: seguramente se irá de vacío. Anderson ha estado nominado a 11 premios Óscar en diferentes categorías y nunca ha ganado nada. Ni falta que le hace. Licorice Pizza está en cines.

La sorpresa de la lista de nominadas a mejor película es la japonesa Drive My Car, un estupendo drama que con una sencillez asombrosa nos habla del amor y de la pérdida, de cómo gestionamos la tragedia y sobre todo de cómo el arte, la literatura, el teatro -¡El cine!- pueden ayudarnos a afrontar los conflictos de la vida, sobre todo si acudimos a los grandes autores universales como Chéjov, Murakami o -desde ahora- Hamaguchi, nominado también como mejor director. Drive My Car opta también al mejor guión adaptado y al mejor film internacional, categoría en la que parece favorita, pero en la que compite con FleeLa peor persona del mundo La mano de Dios, todas estupendas. Todavía se puede ver en cines.

El poder del perro es merecidamente la favorita en muchas listas para llevarse el premio a la mejor película. Se trata de una historia tensa y subyugante -aspira a ser el mejor guión adaptado- quirúrgicamente dirigida por la nominada Jane Campion, que habla de relaciones de poder marcadas por la identidad sexual, la clase social y lo económico. Sus personajes esconden su verdadera naturaleza y hacen lo que creen necesario para sobrevivir en un paisaje de western tan hermoso como ajeno a los dramas humanos. Una sociedad precapitalista en la que ya impera la ley del más fuerte. El elenco es soberbio: Benedict Cumberbatch, Kirsten Dunst, Jesse Plemons y Kodi Smith-Mcphee están nominados por sus interpretaciones. La película es candidata también a premios a la mejor fotografía, banda sonora, diseño de producción, montaje y sonido. Puede arrasar. Está disponible en Netflix.

West Side Story tenía en su contra el ser un remake de un clásico que parecía insuperable -dirigido en 1961 por Robert Wise con Natalie Wood de protagonista- pero si alguien podía salir airoso de semejante reto era Steven Spielberg, uno de los directores más dotados de la historia del cine. Con una puesta en escena espectacular, Spielberg nos regala un musical a la altura de la versión anterior, con momentos vibrantes, pero también con pasajes oscuros y amargos. Además de optar a la mejor película, West Side Story está nominada a la mejor dirección, fotografía, diseño de producción, diseño de vestuario y sonido, además de a la mejor actriz de reparto, para la chispeante Ariana DeBose, justamente en el papel que le valió la estatuilla a Rita Moreno hace 61 años. Se puede ver en Disney Plus.

La nominación de El callejón de las almas perdidas confirma a Guillermo del Toro como uno de los grandes directores actuales. Ya logró el máximo reconocimiento cinematográfico en 2017 con La forma del agua, ganadora de cuatro premios Óscar y que, guste o no su argumento de género fantástico, fue la mejor película de aquel año ya que brillaba en todos sus apartados -acumuló 13 nominaciones-. El callejón de las almas perdidas es una estupenda película de cine negro sobre cómo puede corromperse la naturaleza humana por la ambición desmedida. Su protagonista -interpretado por un estupendo Bradley Cooper, ignorado por la Academia- vive el reverso del sueño americano: conseguirá escapar de la miseria, pero perderá su alma. La película de Del Toro está nominada además por su diseño de producción, fotografía, y diseño de vestuario, apartados en los que resulta sobresaliente y que dan como resultado un festín visual en la pantalla. Está en Disney Plus.

Dune se propone como una epopeya de ciencia ficción, adaptación de la gran obra de Frank Herbert -alejándose de la alucinada versión de Lynch- en una película seria, densa, que en mi opinión busca sobrecoger con su estética antes que entusiasmar. Esto no es Star Wars -aunque los paralelismos sean inevitables- y eso es una buena noticia. Sin embargo, es difícil juzgar esta obra incompleta de Denis Villenueve, que se plantea como una primera parte de algo mayor. 10 nominaciones a los Óscar -película, banda sonora, guión adaptado, efectos especiales, fotografía, diseño de producción, diseño de vestuario, maquillaje y peinado, montaje y sonido- nos obligan a preguntarnos cómo es posible que el propio Villenueve no haya sido considerado por la Academia ¿Quién dirigió todo eso?. Tampoco ha sido tenido en cuenta ninguno de los estupendos actores de un reparto de lujo. Se puede ver en HBO Max.

No mires arriba es una estupenda sátira sobre el estado actual de las cosas: sobre el negacionismo -del cambio climático, de las vacunas, de lo que sea-, sobre la mentalidad de bandos imperante en las redes y sobre otros males como las fake news, la cultura de la fama y la transformación del periodismo en entretenimiento. Creo que Adam Mckay da en el clavo -y la prueba es que su película ha sido criticada desde todos los bandos- y ha conseguido una comedia que, para mí, es muy divertida, con grandes actores en estado de gracia. Quizás no me parece la mejor película en estos Óscar, pero desde luego puede merecer la estatuilla al guión original. También está nominada al montaje y por la banda sonora de Nicholas Britell. Está en Netflix.

Sigo con Belfast, las memorias de la infancia de Kenneth Branagh pasadas, claro, por el filtro de la ficción y por la mirada nostálgica y edulcorada del niño que fue. Estamos ante una película capaz de convertir el conflicto entre protestantes y católicos en Irlanda del Norte en una escena de Solo ante el peligro (1952). El film es amable, vitalista y entrañable, filmado en un blanco y negro esplendoroso, con una estupenda banda sonora de Van Morrison y quizás su principal virtud, su ligereza, es para mí la causa principal para no merecer el premio a la mejor película. Branagh está nominado como director y guionista, y también optan a estatuilla Judi Dench y Ciarán Hinds como actores de reparto, además de al mejor sonido. Todavía está en cines.

El método Williams es un vehículo demasiado evidente para el lucimiento de Will Smith, que suena como favorito en algunas quinielas para llevarse el premio al mejor actor principal. Justamente, este elemento desequilibra la película, demasiado centrada en su protagonista, lo que le resta alcance a la historia que, además, no quiere afrontar las dudas que pueden surgir en el espectador sobre el personaje -cuyos defectos se mencionan, pero se quedan al margen del relato- y sobre el posible precio de dedicar tu vida y la infancia de las hermanas Williams a conseguir el éxito. La película está nominada, además, al mejor guión original, montaje y actriz de reparto, Anjuane Ellis. Está en Disney Plus.

Por último, Coda es para mí la menos merecedora de la nominación a la mejor película en esta edición de los premios Óscar. Un drama bienintencionado sobre una joven que ha nacido en el seno de una familia de personas con discapacidad auditiva que dependen de ella para relacionarse con el mundo exterior. La protagonista deberá decidir entre cumplir sus sueños -cantar- o cuidar de sus seres queridos. La película es un remake de la cinta francesa La familia Bélier (2014) -está nominada al mejor guión adaptado- y es una feelgood movie en toda regla. Nada qué objetar a esto, porque la cinta es verdaderamente efectiva. Consiguen emocionarnos sobre todo sus actores: Troy Kotsur, intérprete que realmente tiene una discapacidad auditiva, justamente nominado al Óscar. Pero también es verdad que Coda conjuga demasiadas tramas para complacer al espectador: una joven con un sueño, una historia de amor adolescente, el tema de la discapacidad y también cierta denuncia social sobre un mundo -el de los pescadores tradicionales- que se acaba. Todo esto da como resultado una película convencional, que, en mi opinión, no es tan original, arriesgada ni estimulante como las otras nominadas. Es la típica película que gana el Óscar para complacer a todos y luego ser olvidada. Sigue en cines.

Ya que he hablado de dos o tres películas que personalmente no considero lo suficientemente redondas para optar al premio a la mejor película, es justo proponer dos títulos que no han sido considerados a pesar de su calidad. El primero es La peor persona del mundofantástica cinta noruega que solo opta a premio al mejor guión original y como película extranjera, que me parece mucho más interesante, conmovedora e inteligente que varias de las candidatas mencionadas, por no hablar de que la actriz Renate Reinsve es una protagonista cautivadora. También quiero mencionar La hija oscura, dirigida por Maggie Gyllenhaal, que opta al Óscar por su adaptación de la novela de Elena Ferrante. También están nominadas las fantásticas Olivia Colman y Jessie Buckley, como actriz principal y de reparto, respectivamente, por el mismo personaje en diferentes momentos vitales. Para acabar, se ha quedado fuera de los Óscar la notable Un héroe, del iraní Asghar Farhadi. Un misterio, para mí, que no esté este año entre las grandes candidatas.