Así somos. Hemos de ir a un festival justo en la edición en la que cierra las puertas para siempre. Pero sin duda ha merecido la pena la experiencia de pasar tres días en aquel parque de atracciones de la electrónica.
Llegamos viernes por la tarde, ya sin rastro alguno de luz solar, y con la feria del exterior del recinto del festival con todas las atracciones apagadas, pareciendo más una expedición de Cuarto Milenio a Chernobyl que cualquier otra cosa. Pero nada más lejos de la realidad. Una vez hicimos el check in pudimos comprobar que la idea de un Marina D’Or electrónico que un día se les ocurrió a unos británicos estaba calculada hasta al último detalle. Chalets rodeando los escenarios donde se hospedaban los asistentes, máquinas y atracciones de feria, parque acuático indoor sin sorprendentes damnificados al contactar sus vitaminados cuerpos con el agua, karts, bares con terrazas para disfrutar del inusual sol inglés que incluso calentaba…Es decir, todo lo que un amante de la electrónica con ganas de desconectar puede desear.
En el apartado musical, que es lo que verdaderamente nos hizo viajar a estas latitudes, los pronósticos se cumplieron con nota. El viernes llegamos con Floating Points empezados, y con el ejercicio modular de Carl Craig sonando, que produjo más curiosidad que satisfacción sonora. Los nombres propios de la noche fueron Jimmy Edgar, con un set cargado de ritmos electro, constantes cambios y una cadencia casi erótica; Fatima Yamaha, el auténtico nombre propio de 2015, que con su increíble y bello live nos dibujó una sonrisa mientras bailábamos sus delicados ritmos, y a quien pudimos ver durante el festival disfrutando de las actuaciones; Trade ft Surgeon and Blawan, o lo que es lo mismo, un ejercicio de microcirugía modular del máximo exponente del techno en los últimos años, junto con la promesa ya consolidada del techno de nuestros días. Fue simplemente increíble disfrutar de los incontables matices y contundencia que ofrece su discurso, y solo echamos en falta un pelín más de volumen de sonido para llegar al éxtasis.
Tras el siempre delicioso ItaloJohnson intentamos volver para Ben UFO , pero había una terrible cola para acceder a la sala, por lo que acabamos casi la velada con Ugandan Methods, esa oscura coalición entre el amo de llaves del inframundo, Regis, y Ancient Methods. Techno a bajos bpm´s, muy industrial, con Regis al micro distorsionando su voz y creando capas más propias del infierno que imaginaba Dante que de un festival. Cojonudo colofón.
El sábado tenía un nombre propio, y solo gracias al buen hacer de dos de las artistas del momento pudimos distraernos en la previa. Holly Herndon, una de las mentes más complejas e interesantes de la escena que además auna su lado musical con su doctorado en Stanford, y Helena Hauff, la dueña por méritos propios del acid germano. Ambas fueron el perfecto entrante a la actuación de Thom Yorke, el incuestionable must de la noche. A través de su no tan celebrado Tomorrow´s Modern Boxes sedujo hasta al último de los asistentes con su energía y un implacable live junto a su hombre de confianza Nigel Godrich. Esperar por el retraso de tu actuación mereció y mucho la pena.
De Evian Christ poco se puede añadir ya. Un renovador del sonido trance, y ante todo un tipo sin complejos con unos recitales tan peculiares como enérgicos. Aunque a diferencia del pasado Sónar, donde estuvo sublime, en esta ocasión no le pillamos el punto, y esa sucesión de imposibles secuencias con cantaditas noventeras se nos hizo un poco repetitiva. Con quienes no hay duda es con los alemanes del sello Dystopian. Siempre rinden y ofrecen un techno de muchos quilates. Alex Do, Vril, Phase y Rodhad sodomizaron al escenario Carhatt desde primera hora y fue una absoluta pasada. Tampoco fue el día de Motor City Drum Ensemble, algo plano para los recitales de house y disco a los que nos tiene acostumbrados ( véase su actuación en Dekmantel 2014). Así que acabamos la jornada con el reptiliano más famoso, con el tipo que hace del cosmos su razón de ser. Jeff Mills, ese marciano disfrazado de ciudadano se marcó una sesión para el recuerdo. Techno manipulado a través de la Roland que nos mantuvo en tensión y alerta hasta que sonó The Bells y dimos por concluída la noche.
La jornada del domingo fue más corta tanto en escenarios como en artistas y duración, y a la 1 am decidieron cerrar el telón, con las salas llenas y la gente cuestionándose qué hacer entonces para quemar tal cantidad de cafeína sobrante. Sólo hablaré de los dos momentos de la noche, el escenario Jak en el que durante toda la noche se honró al acid en sus más distintas formas, destacando a la formación Altern-8, máximo exponente del sonido rave británico, y el cierre de Omar- S, a quien veía por primera vez tras no ponernos de acuerdo en anteriores festivales. Es dios, lo sabe y actúa como tal. Ejercicio de eclecticismo es un término muy corto para definir lo que hizo el bueno de Omar durante casi 4 horas. Enlazaba estilos totalmente distintos, que si los pinchamos cualquier otro sonarían a una extraña macedonia pero que con él cobraban todo el sentido del mundo. Un maestro que debería impartir cátedra de como emocionar y hacer bailar a la multitud desde la elegancia y técnica más absoluta.
Por último, destacar las conferencias LEME que tuvieron lugar durante sábado y domingo por la tarde y en las que se pudo comprobar desde cómo funciona la síntesis modular de Carl Craig hasta informarse en charlas sobre el impacto de la legislación vigente en la cultura electrónica.
Bloc cierra con esta edición diez años de un festival histórico que devolvió a UK su identidad sonora y su merecida leyenda.
Fotos: Jake Davis
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