Ha pasado bastante tiempo, prácticamente dos años, desde que escuchamos las primeras canciones de Bflecha hasta que por fin hemos podido escuchar su primer disco largo. Los que nos enamoramos de “Ceja de carnival” y encontramos un más que interesante guiño hacia el pop en el posterior maxi “Qvasi naves”, no podemos haber recibido con más entusiasmo la llegada de “βeta”, este primer disco de la gallega, ya que se han confirmado nuestros mejores augurios.

¿Y qué tenemos en “βeta” que no tuviéramos antes? Pues básicamente una mirada decididamente pop, con esa base techno que convence y que sienta de maravilla a las canciones. Pero a la vez tenemos a una artista que se está creando a sí misma, y que entretanto, en ese genial proceso de creación, nos ha dado una colección de canciones que supone un viaje, desde el infinito hasta el más allá, desde lo exótico hasta la pista de baile.

Con reminiscencias que bien nos pueden llevar desde El Guincho hasta Linda Mirada, por dar dos referencias que nos resulten actuales, el viaje de Belén Vidal surge en los sintetizadores más ochenteros, jugando con el retrofuturismo como motivo recurrente en el disco y pasando por paisajes que lo mismo están en Marte o en las cataratas del Niágara, ya sean en canciones con letra, de entre las que destacan “B33” y “Mundo bizarro”, o en los instrumentales, que hay hasta cuatro, para que a nadie se le olvide que lo de Bflecha partió un día como una aventura electrónica.