Cámara vampiro
Me gustaría ver al famoso algoritmo de Netflix intentando encontrar contenidos similares a Arrebato. La gran película de culto del cine español es también una película maldita que no dejó descendencia y solo podemos imaginar lo que habría sido la carrera de su autor, Iván Zulueta, si nos aventuramos a fantasear con el cine español de un universo paralelo. Arrebato (1979) llega ahora a la plataforma Flixolé en una versión restaurada, con una calidad de imagen que nos hará sentir que la estamos viendo por primera vez. Pero es que siempre se ve Arrebato por primera vez. Es una película mutante de un autor único, literalmente, porque Zulueta se volcó entero en esta obra y luego no hizo más cine. Tras ver esta sola película se tiene la sensación de que se conoce completamente a su autor.
Protagonizada por Eusebio Poncela, Cecilia Roth y Will More, Arrebato es cine underground emulando las formas del cine de género, pero sin renunciar a la libertad y a la experimentación visual. Una mezcla de costumbrismo español con fantasía, terror y ciencia ficción en la que la imagen se convierte en la obsesión y en la adicción de los personajes. Ese arrebato que buscan es nada menos que la imagen que les hizo soñar de niños: un cromo de Las minas del Rey Salomón o un baile de Betty Boop, una idea con la que Zulueta se anticipaba a la nostalgia que hoy domina el cine de género y que refleja fielmente el lado adictivo del coleccionismo.
Arrebato es también una película de metraje encontrado que convierte a la cámara de cine en un vampiro. Un metadiscurso sobre el cine que la hermanan con la psicodelia de Kubrick en 2001: Una odisea del espacio (1968) o con Persona (1966) de Ingmar Bergman. Sin embargo, el gran referente de Zulueta es Andy Warhol y la apropiación que hace el arte Pop de la cultura de masas: el cómic, los cromos, el cine de género, el fantaterror español, los carteles de las películas en ese maravilloso recorrido a lo Taxi Driver (1976) por una Gran Vía madrileña repleta de salas que hoy son tiendas de ropa barata. Todo eso lo mezclaba Zulueta sin problemas con la alta cultura: fíjense en el cartel de Viridiana (1961) de don Luis Buñuel, diseñado por el propio Zulueta, al que le ha puesto encima una careta de Spider-Man.
Todo esto, claro sumado a la fascinación por las drogas y su capacidad para transportar al consumidor a otros estados, pero también para anularlo completamente. Para Zulueta, la imagen y la droga parecen tener el mismo poder y el mismo dominio vampírico del ser humano. Todo formaba parte de la contracultura en su momento más pujante y transgresor, con el personaje de Will Moore convertido en icono queer y super cool. Todo eso es Arrebato, que además ha sido una película muy difícil de ver hasta ahora. Es el momento de hacerlo.
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