Llevábamos un tiempo sin traer una novela negra a Indienauta. Pero hoy vamos a poner remedio a ese «debe» gracias a la editorial Salamandra y Años de sequía, flamante debut literario de la periodista australiana aunque nacida en Manchester, Inglaterra Jane Harper, convertido ya en una de las revelaciones del año en su país, tanto a nivel de ventas como en lo que respecta a cosechar los parabienes de crítica, libreros y lectores derechos de traducción vendidos en más de veinte idiomas, premios ABIA, Indie y Ned Kelly en Australia, finalista del Gold Dagger Award en Reino Unido…. Una carrera arrolladora para una novela potente, tensa, marcada por el lugar y su sabulosa ambientación. Y abrasadora.  

Años de sequía es la historia de un regreso. Uno no deseado, doloroso y, como mandan los cánones del género, peligroso. El del policía federal Aaron Falk, especializado en delitos financieros, a Kiewarra, pequeño pueblo rural del sureste australiano que se vio forzado a abandonar junto a su padre hace veinte años. Y al que vuelve para asistir al funeral de su amigo de la infancia Luke Hadler que, todo apunta, se suicidó tras acabar con su familia su esposa Karen y su hijo Billy en un parricidio brutal que ha conmocionado a un lugar empobrecido, asolado por un perenne estiaje que agosta el presente y calcina cualquier esperanza de futuro. Una población que ya sufrió el trauma de la nunca resuelta muerte de Ellie Deacon, compañera de aventuras de los jóvenes Falk y Hadler, siendo nuestro protagonista señalado como el principal responsable. Pasado y presente, juntos para encender la mecha del polvorín de una localidad en ruinas y desencadenar una espiral de violencia. Otra vez.  

Harper no pierde el tiempo en Años de sequía. Apenas ha comenzado el libro y ya ha sumergido al lector en esas tierras áridas cuyas gentes sobreviven, a duras penas, entre la desesperación frente a un cielo inclemente y la frustración regada por el alcohol y las reyertas de bar. Con un par de capítulos, ya sabemos que Falk, pese al rechazo abierto de las gentes del pueblo, el pasado no puede ni quiere ser olvidado, va a sentirse obligado a intentar resolver el caso. En cincuenta páginas ya cuenta con la ayuda de un valioso compañero de investigación en el sargento Raco, íntegro jefe de policía local. Y muy pronto, el odio y la miseria, almacenado durante mucho tiempo en Kiewarra, un personaje en sí mismo, transformará el caso no sólo en una sucesión de arduas pesquisas, sino también en un ejercicio de supervivencia para Falk.

La prosa de Harper es vigorosa, con una inusitada habilidad para lograr crear una atmósfera cuasi palpable de crudeza sin necesidad de largas descripciones, «cargar las tintas» o «excursiones» de afectación literaria. Los flashbacks, el recurso de la autora para tejernos el relato de la adolescencia de Falk, Hadler, Gretchen una secundaria de peso en la novela y, sobre todo, la malograda Ellie Deacon, funciona como laudable contrapunto narrativo a la vez que modo para hacer confluir las dos historias de forma natural. De hecho, y en mi opinión uno de los aciertos principales de Harper, es que el desarrollo de la trama no contiene giros inverosímiles o esa suerte de «trucos de guion» en los que la escena siguiente únicamente pretende descolocar al lector sin tener en cuenta la coherencia o el ritmo interno de la obra. Afortunadamente, Años de sequía está mucho más cerca de Mystic River de Dennis Lehane que de Perdida de Gillian Flynn o, por compararlo con otra referencia australiana reseñada en esta sección, con Corte Perfecto de Alan Carter.  

Sin caer en el spoiler, puede que la resolución del pretérito «asunto Deacon» resulte algo más endeble que el caso Hadler. Pero incluso su aspecto más discutible vuelve a ser otro ejemplo certero de la congruencia y honestidad de Harper al diseñar su relato. Más que una novela criminal, Años de sequía es una mirada a una comunidad pequeña, cerrada y golpeada. Por dramas añejos que no han podido cicatrizar. Por unas lluvias que no llegan. Y por la sinrazón de los atormentados, furia redneck versión de las antípodas, prestos a montar en cólera cuando las heridas se reabren. Si buscas sorpresas, una trama audaz y tan original que pronto será otra serie de Netflix, generosa en explosiones y «efectos especiales», probablemente este no sea tu libro. En cambio, si andas detrás de una lectura con enjundia, aplomo y pegada, vale mucho la pena visitar los yermos de Kiewarra. Años de sequía es una novela redonda.