6.5Score
Final Verdict
Alison Goldfrapp debuta en solitario con un álbum que la lleva directamente a la pista de baile. Lo malo es que no siempre acierta a la hora de ejecutar sus canciones y le ha terminado saliendo disco bastante irregular y algo genérico.
Alison Goldfrapp es otra de las artistas a la que la pandemia le ha cambiado su perspectiva musical. En esos días de confinamiento, en los que supuestamente tendría que estar celebrando el 20 aniversario del debut de su banda, empezó a trabajar sin su compañero y vio que sus ideas iban hacia otro lado. Y ese lado es la pista de baile. Algo en lo que Goldfrapp ya se habían metido de lleno a lo largo de su carrera. Además, con resultados estupendos – “Ohh La La” o “Rocket” siguen sonando a gloria-. Pero lo de Alison va más allá, y entrega un álbum en solitario que la mete de lleno en esa escena de divas pop tan saturada. Y lo peor que no siempre consigue que funcione.
‘The Love Invention’ es un disco al que no se le puede poner ninguna pega a nivel producción. Detrás de él no sólo tenemos a la propia Alison Goldfrapp, también a Richard X y James Greenwood, que saben muy bien lo que se hacen. Y sí, el álbum suena de maravilla y todo está en su sitio, pero tiene un problema gordo: es demasiado genérico. Estamos ante un trabajo en el que hay un poco de synth-disco, algún tema más house, y mucho electro-pop. Nada que no hayamos escuchado mil veces ya. Además, Alison canta sin apenas emoción en todo el álbum. Lo que hace que resulte un tan plano. Así que hay que apostar todo a que de con una buena melodía y un estribillo pintón. Algo que también le cuesta un poco.
La cosa no empieza nada mal con “Never Stop”, un buen tema de pop electrónico que te hace pensar que podemos estar ante otra gran reinvención como la de Jessie Ware. Pero es un espejismo. Ya en “Love Invention”, el segundo corte, deja ver lo poco novedosa que suena su propuesta. De hecho, aquí, suena a una Kylie pasada de vueltas. Eso sí, sin la gracia de la artista australiana. Porque, aunque coge con ganas su lado más dance, siempre termina sonando a otros artistas. Algunas veces con un poco más de frescura, como en el caso de “Fever (This Is The Real Thing)”, la cual puede colar si te la ponen en una discoteca a las cuatro de la mañana. Pero en otras, como en “So Hard So Hot”, pasa sin pena ni gloria por un house de lo más soso y aburrido.
Curiosamente, lo mejor de la propuesta de Alison Goldfrapp en solitario, es cuando pisa el freno. Ahí, por lo menos, suena un poco más convincente e interesante. Sólo hay que escuchar un tema como “Digging Deeper Now”, que al menos te envuelve en su calidez. O el synth-pop algo melancólico que aparece en “In Electric Blue”, que sí, suena a Robyn por todos los lados, pero al menos es una influencia que le sienta bien. Como también le sienta bien tirar de la escuela de Giorgio Moroder en “Gatto Gelato”. Donde, además, se pone un poco más juguetona y se hace con un piano que es puro italo-disco. Y ojo, porque para cerrar deja de lado la pista de baile para recuperar el lado más ensoñador de Goldfrapp y entregar una deliciosa balada sintética llamada “SLoFlo”. Un sonido que sigue manejando de maravilla.
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