Podemos imaginar el caso, pues es muy frecuente en el estado actual de la era 2.0: un bloguero acostumbrado a colgar sus textos sin ton ni son es de repente fichado por una revista de tirada y prestigio internacional para intentar condensar en una columna aquello que le ha hecho tan especial. ¿Debería el bloguero adaptarse a gustos más populares? ¿Conseguirá adaptar sus textos al más encorsetado formato de los artículos tradicionales? ¿Escribirá igual ahora que sabe que le pagan por ello?

Alex Giannascoli ha colgado hasta ahora infinidad de canciones en su Bandcamp, pero solo había publicado un disco en condiciones, y acaba de enfrentarse a una oportunidad por la que muchos artistas –máxime si son veinteañeros como él- lo darían todo: publicar con Domino, uno de los sellos más todopoderosos del mundo independiente.

Lejos de adaptarse a la relativamente lujosa gama de posibilidades que se abrió ante él, Alex ha optado por seguir su camino –apenas adecentando el acabado de su producto a través de las mezclas de Jake Portrait, miembro de Unknown Mortal Orchestra-, y entregar una colección de canciones que mantienen su introspección, su filosofía DIY, y su toque raruno. No es Beach Music un disco ideado para romper la pana. Y sin embargo, el estatus de Alex se está beneficiando de atención extra y cierto hype que, en nuestro país, podría refrendarse tras su paso por la próxima edición del Primavera Sound.

El ambiente de estas canciones, con sus lisergias lo-fi, y con las marcianadas de nuestro protagonista (especialmente inquietante es su costumbre de subir o bajar el pitch de su voz para crear personalidades alternativas que en ocasiones se responden las unas a las otras en pos de la narativa), suena desafiante al principio, y puede espantar a más de uno que desearía que Alex mantuviese el timón fijo en esas placenteras guitarras acústicas y esas melodías a lo Elliott Smith que parecen brotarle de manera natural.

Pero también es cierto que todos esos elementos forman parte del atractivo de Alex, al menos en estos primeros pasos “oficiales” de su carrera. Beach Music es lo suficientemente variado para mantener el interés del público paciente, así como para mostrarnos una versatilidad que funciona incluso cuando desaparecen las guitarras marca de la casa (a destacar lo hirientes que son las atmósferas crepusculares a piano de In love).